viernes, 16 de octubre de 2015

Bajar es lo peor, de Mariana Enriquez

1.
El año pasado, Nadia Lihuel me dijo que cómo no había leído Bajar es lo peor. También me contó que era un libro editado en los '90, que se había hecho de culto y que un poco por eso, no se conseguía más. Parece que ese mismo año, en 2013, fue finalmente reeditado por Galerna. Un año después de mi charla con Nadia vi el lomo de Bajar es lo peor en la biblioteca de un amigo y de inmediato lo tomé prestado. Luego sucedió que cuando ya lo estaba leyendo, escrutando los estantes de una librería de usados sobre Scalabrini Ortiz encontré la edición original, esa que lleva el nombre del despreciable Jorge Larrata en una esquina de la tapa. Finalmente el Destino hizo que el ejemplar de Galerna que estaba leyendo estuviera fallado: de la página 128 saltaba a la 193, de la 224 a la 161... Si se lo van a comprar chequeen eso. Volví a la librería de Scalabritny y compré el ejemplar de la primera edición.

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2.
La única diferencia entre las dos ediciones es el prólogo a la nueva, escrito por la autora, en el que por ejemplo explica que el libro no se había reeditado antes porque nadie se lo había pedido, y también que no revisó ni releyó para esta reedición el libro que escribió a sus 21 años (la llamaban "la escritora más joven de la Argentina"):
No releí Bajar es lo peor para esta reedición. No quise corregirle nada; tampoco quiero recordar lo que no recuerdo de la trama o de los personajes ni reencontrarme con errores que, ya sé, son obvios; como las escenas de sexo, que tienen muy poco realismo y mucha fantasía, pero son fieles a lo que me erotizaba en ese momento, antes de ver pornografía, antes de que mis amigos gays tuvieran la experiencia suficiente para describirme ciertas dinámicas, antes de que yo misma experimentara lo suficiente. No quiero retocar ninguno de esos problemas cándidos. Me gusta esta novela. Me gustó escribirla.
Si usted, lector de mi blog, es un fan de Bajar es lo peor, le sugiero que vaya a una librería y lea de parado el prólogo porque vale la pena. Muchos de los conceptos vertidos en ese prólogo están también en esta entrevista copada que encontré en la Internet.

3.
Otra cosa que encontré en Internet es esta reseña, con la que concuerdo en esto:
Me hubiera gustado leer Bajar es lo peor en la adolescencia. Creo que en aquella edad hubiera sido –como me ocurrió con En la ruta, de Jack Kerouac- una lectura atrapante, que permite una relectura casi nostálgica cuando uno ya pasó esos años.
Yo me hubiera obsesionado con Bajar es lo peor, si la hubiera leído a su debido tiempo. Drogas, amor entre tipos, sexo y vagancia callejera. Y todo ese clima gótico/depresivo. Nunca fui un adolescente muy gótico que digamos, pero esta novela me hubiera pegado y además para ese lado. Como sea, me perdí algo, como con tantos libros que hay que leer a los 15. A los 15 uno debería pasársela leyendo.

4.
De qué se trata Bajar es lo peor. En primer lugar, es importante aclarar el contexto: es Buenos Aires (La Boca, Plaza Flores, Retiro, Recoleta: nunca se entiende cómo llegan los personajes de un lugar al otro, la ciudad es como un laberinto en un sueño, pero los espacios son reconocibles, es Buenos Aires, todo el tiempo) y son los años '90 (la primera edición es de 1995). Narval, un joven rubio yonqui muy potro de edad indeterminada, se inyecta cocaína y alucina -o no- con un trío de monstruos que se le aparecen en cualquier lugar: un hombre de cuencas vacías, otro cubierto de arañas, y una mujer con algo de banshee y algo de zombi. Narval está por volverse loco, y el trío del horror se le va volviendo casi una necesidad. Cada dos por tres termina haciendo alguna asquerosidad, como eyacular desesperadamente dentro de las cuencas del hombre sin ojos, y el grado de asco y atractivo de imágenes como la que acabo de describir es en mi opinión uno de los puntos álgidos de Bajar es lo peor. Por otro lado, Narval está enamorado de Facundo, un taxiboy de pelo largo extraído casi sin paliativos de la imaginería de la película Entrevista con el vampiro. Todos aman a Facundo, que calentaría hasta a una piedra, según dice uno en un momento. También hay una mujer que ama a los dos, Carolina (quien nunca dejó de tener en mi imaginación la cara de Mariana Enriquez en la solapa del libro), que tiene un amigo merquero y un hermano con problemas psiquiátricos, y también están los otros taxiboys, el dueño loca del boliche-prostíbulo simil Espartacus en el que en cualquier momento cae el juez Oyarbide, un tranza, un viejo que mantiene a Facundo mientras sufre por su amor, una clienta de Facundo a la que llaman "la Palera"...

5.
La trama no es lo más importante de esta novela. Tampoco los diálogos. Creo que todo el atractivo está en los personajes, que son casi personas; en la tensión entre ellos, que es casi estática pero vibrante, en esas escenas de sexo y de abuso de drogas que sólo pueden salir de la pluma de alguien que imagina más que lo que conoce, y en el retrato que pinta del Buenos Aires casi beatnik desde la óptica de una piba de 21 años. Sí, tiene partes mal escritas; y en algunos momentos se torna demasiado reiterativa en sus tópicos. Pero se disfruta. Y se lee muy adictivamente. Con la prevenciones del caso, recomiéndola.

6.
En el año 2002, me pregunto en qué circuito, salió una película basada en Bajar es lo peor, adaptada, dirigida y aparentemente también financiada por una tal Leyla Grunberg, que también es quien la subió a youtube. La vi. No está tan mal. O sea: no es una película destinada al éxito, ni se la recomendaría a mi madre, pero tiene varios méritos. En primer lugar, una película hecha en 2002, año de la post-crisis, con evidentemente bajísimo presupuesto y sin ningún subsidio, pareciera que nacida de la necesidad de la directora de hacerla, tiene el mérito de la épica de producción y yo se lo reconozco. Hasta tiene sponsors de marcas como Gancia, que muy probablemente hayan costado conseguir sangre sudor y lágrimas. Las escenas filmadas en exteriores reales, de Narval deambulando drogado por la calle, con extras que son los transeuntes reales de Buenos Aires en 2002, me encantaron. Ojalá hubieran habido más. En segundo lugar: el casting está bien hecho, y eso que era difícil. Encontraron un Facundo potable, que era lo más difícil. Entre los personajes secundarios hay algunas estrellitas, como el capo de Lautaro Delgado en el rol muy pequeño del amigo merquero, o Cristina Banegas como la mujer de la alucinación. Y después está Belen Blanco, que debía ser la más famosa del elenco, en el rol de Carolina: no me convenció. También es un acierto el juego con el montaje. Ahora bien, entre los desaciertos está el final, especialmente, que no sólo se aleja del del libro sino que no tiene ningún sentido y es una berretada. También faltaron chotas, y escenas de sexo en general. Están todas concentradas al principio. El principio está bueno.


viernes, 9 de octubre de 2015

La vuelta descremada, de Ibn Al Rabin

1.
Ibn Al Rabin es el seudónimo de un suizo, que para más datos vivió varios años en Argentina, y La vuelta descremada es la edición argentina de Retour écrémé (con tres tildes) que fue concebida en francés en el año 2002, durante un viaje en auto desde Ginebra hasta la India, según cuenta el propio autor en el prólogo, esta vez en castellano en el original. Por fuera del contenido, del que pasaremos a ocuparnos en el punto dos, el hecho de la edición argentina en la que el autor metió mano tiene su encanto. El prólogo es un punto a favor, y el texto de la contratapa pertenece al género de las contratapas inspiradas, que uno encuentra sólo muy de vez en cuando en el mar de contratapas pedorras y/o espoileras que son las más en el Universo.

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"de todos modos no va a ser la primera vez que los muertos votan en este gobierno..."

2.
Decía, la edición es argentina, ergo la traducción también, por lo que los monigotes de Ibn Al Rabin dicen cosas como "pero ¡calmate! me vas a aterrorizar, ¡che!" (por ejemplo). Eso también me gusta. Viva la patria.

3.
No leí otras cosas del autor, pero tiene un sitio web (en castellano) en el que podemos observar que lo suyo son los monigotes. Hace magia con los monigotes: les da una expresión asombrosa con modificaciones mínimas. Esto que sigue no es de La vuelta descremada pero sirve para demostrar mi punto anterior irrefutablemente.

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4.
La vuelta descremada vendría a ser una novela gráfica con/sobre zombis. Cada capítulo es consecutivo en la diégesis al anterior, pero presenta situaciones nuevas, no necesariamente ancladas en los personajes o hechos del capítulo pretérito, aunque sí en el contexto que avanza con la trama y que nosotros lectores conocemos a través de los atisbos que nos ofrece cada capítulo. Es decir, la trama de la novela funciona igual que el recurso gráfico principal de todo el asunto: a través del peso del fuera de campo. Ibn Al Rabin usa los cuadritos como encuadres fijos que los personajes a veces abandonan, dándole al fuera de campo un lugar central, poco visto en otros cómics. No digo más.

miércoles, 7 de octubre de 2015

Sandman IX: Las Benévolas, de Neil Gaiman

1.
Juicio y castigo a un tal Frank McConnel que escribió un prólogo malísimo en el que TE CUENTA EL FINAL. Por cadena de mandos, juicio y castigo también a los editores del libro que dejaron pasar un prólogo que te cuenta el final, en su versión original y en su versión castellana. Hay que ser hijo de puta. O, hay que ser tan tan tan snob como para creer que el factor sorpresa no tiene ninguna importancia para la lectura de un libro, cualquiera éste sea. Ya hice una reflexión más sesuda sobre esto mismo en la reseña que hice de El traductor de Benesdra.

2.
Es el anteúltimo de los tomos y el más largo. Reaparecen todos los personajes de la saga de Gaiman, se retoman brevemente todos los hilos. Los hilos están muy presentes en la historieta, por cierto, que comienza con las tres Parcas, Cloto, Laquesis y Átropos (tales sus nombres en la mitología griega), comenzando un tejido nuevo. No me di cuenta en la lectura, lo dice el hijo de puta de Frank McConnel en el prólogo spoilero y es una buena observación que habla de lo zarpado guionista que es Neil Gaiman, que muchos de los capítulos tienen en el primer o segundo cuadrito un hilo, cable, soga o similar, y una frase que se refiere a algo de la diégesis de la historia pero podría estar refiriendose a la narración también: "¿Y cuánto van a tardar?", "Creo que va a ser más grande de lo que había planeado", "Siempre tarda más de lo que pensabas, ¿no?".

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Los dibujos de este Marc Hempel no son de mis preferidos.
3.
Como siempre cambia de dibujantes, en este tomo el principal es un tal Marc Hempel, que no me gustó mucho. La cosa es empieza demasiado naif y minimal para mi gusto, pero después se va oscureciendo, complejizando (y/o acomplejando) y mejorando.

4.
A Gaiman le re cabe lo meta. El tomo está lleno de mini historietas contenidas dentro de la principal, pero que cuentan cuentos separados que empiezan y terminan. Incluso antes de que empiece la trama propiamente dicha, hay una especie de mini capítulo en subjetiva o P.O.V. en el que los personajes hablan "a cámara", por decirlo de alguna manera, parecieran hablarle al lector, que guiado por Lucien el bibliotecario de Sueño se va encontrando con todos los subditos del señor Morfeo.

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Los dibujos, en cambio de este tal Kevin Nowlan, más DC, son de mi agrado y preferencia.
5.
Sobre lo que se narra en este tomo, para qué contarles, mejor leerlo. Léanlo. LÉANLO. Los conmino. Finis.

martes, 6 de octubre de 2015

Opendoor, de Iosi Havilio

1.
Yo quería leer algo de Iosi Havilio. Y a todos les veía Paraísos en las bibliotecas, pero cuando se los pedía, me decían "Tenés que leer primero Opendoor", y no lo tenían, así que no me llevaba nada. Cuando encontré Opendoor, Malena me dijo "Tenés que leer 76", el de Félix Bruzzone, y como no tenía lugar para los dos me llevé sólo ese. Y así, el universo conspiraba para que yo no leyera a Iosi Havilio, hasta que finalmente lo vencí. Vencí al universo. Ustedes qué hicieron, ¿eh?

2.
Una veterinaria visita la localidad bonaerense de Open Door para ver a un caballo que está en las últimas. De regreso en Buenos Aires, sale de paseo con su novia, una mujer muy conflictuada, y la pierde. Una cosa lleva a la otra, y la veterinaria termina cortando los pocos hilos que tiene con la urbe y recalando en Open Door, en la casa del dueño del caballo. Desde ahí, viaje horizontal ciudad-campo y viaje vertical de la razón a la locura de nuestra protagonista, que conocerá otros hombres, otras mujeres, otras drogas. Gran manejo de climas, gran manejo del ritmo (en un momento la novela se vuelve realmente vertiginosa: la imagen de una persona que se come el revoque de la pared es espeluznante y muy interesante al mismo tiempo), y gran manejo de la calentura. Hay una escena de sexo entre dos mujeres (hay varias, pero una en particular) que me calentó fuerte en un colectivo, y no es algo que me hubiera pasado antes: que me calentara una escena de sexo entre mujeres, encima leída. Que me haya producido tal efecto me hace pensar que Iosi es un gran escritor.

3.
Casualmente, terminé de leer esta novela y empecé a leer Bajar es lo peor, de Mariana Enriquez, un libro de los años noventa que reseñaré dentro de poco. Además de otras cosas en común más tangenciales, muy loco que las dos empiecen en La Boca, Caminito, el Riachuelo y el puente transbordador. Loco además porque últimamente estuve trabajando mucho por ahí, justo mientras leía estos dos libros. También me hizo acordar a Electrónica, de Enzo Maqueira: las dos protagonistas se me hacen mujeres parecidas.

4.
Muy buena novela. Recomiendo ampliamente.