jueves, 25 de abril de 2013

El hombre que fue viernes, de Juan Forn

1.
No leí El hombre que fue jueves, de Chesterton. Lo tengo, podría leerlo. El título de este libro de Juan Forn, obviamente, remite al de aquel. Forn es el que escribe con notable buen tino las contratapas de los viernes del diario Página/12, y este libro que salió hace dos años reúne una selección de 29 de estos textos de extensión regular, publicados entre 2009 y 2011. Desde una vez que me maravillé por una de estas contratapas (esta), siempre lo leía a Forn. Ahora ya no tanto: es que me parece mucho mejor esperar a que saque otra compilación, para leer de a varias "contratapas" cada vez. Como los seguidores más asiduos de este blog ya saben, la etiqueta que lleva esta reseña está lejos de ser un agravio y habla sólo de formatos: por lo cortos (cuatro carillas) y lo unitarios, este es de los mejores de su categoría. También es un gran libro para leer en la cama antes de dormirse. Es más, en este solemne acto creo la categoría. La diferencia con los de hacer caca no sé cuál es, pero El hombre que fue viernes lo leí en la cama.

2.
Los textos de Forn cuentan casi siempre anécdotas de la biografía de artistas, pintores, escritores, del siglo XX. Hablan mucho del siglo XX, ahora que lo pienso, usando las historias particulares como metonímicos comentarios sobre esa época que ya terminó hace -por lo menos figuradamente- 13 años (oh mi cojiente Dios, en la escuela donde trabajo hay muchos chicos que no vivieron ni un segundo del siglo XX). Mucha URSS, bastante holocausto, bastante guerra civil española. También hay algunos con historias personales del autor, que también me parecen muy lindos. Por ejemplo el ante último, que habla de su madre y su tía, es uno de los más más. Me re gustó el libro. Lo leí prestado y es uno de esos libros que me compraría a pesar de ya haberlo leído. Además la edición es re piola y es del diario mismo.

miércoles, 17 de abril de 2013

La Argentina en pedazos, de Ricardo Piglia

1.
Un día estábamos hablando de El matadero, de Echeverría, y yo confesé que no lo había leído, y que de hecho, creía que era una novela. Entonces Tolca se levanta de la silla y me alcanza del estante el que es, me dijo, su libro favorito. La Argentina en pedazos es un libro que reúne cuentos argentinos violentos, adaptados en historieta por guionistas y dibujantes estrella de ese entonces (hoy ya maestros más que estrellas), precedidos cada uno de los cuentos por un breve ensayo literario de Piglia, de no más de tres carillas cada uno, acerca del autor del cuento original y su literatura. O sea: textos de Piglia sobre Echeverría, Viñas, A. Discépolo, Cortázar, Lugones, Quiroga, Rozenmacher, Borges, Puig, Arlt, seguidos de adaptaciones de cuentos de los mismos por los Breccia, Nine, Trillo, Muñoz, Solano López, Crist, Buscaglia, El Tomi, etc. En blanco y negro. En una librería de Corrientes que vende historietas en saldo (capaz la tienen vista) encontré, nuevo, este libro de última edición a comienzos de los '90s. Lo que se dice, un hallazgo. Y a un precio razonable además. Si yo fuera un inescrupuloso y vil mercader, tendría que haberlo preservado intacto, para venderlo en unos años. Yo ya sabía, por haber visto el ejemplar de Tolca, que la encuadernación era una bosta. Pero nada, la mía es un alma pura y sensible, así que no sólo lo leí sino que además lo presté. Todas las hojas sueltas. TODAS.


Me lo debería comprar de nuevo, y tener dos.

2.
Los ensayos de Piglia están buenísimos. Las adaptaciones también. De los cuentos que leí y de los que no. Además de cuentos hay una adaptación de un tango ("La gayola"), de una obra de teatro (Mustafá), y de un fragmento de novela (el de Arlt es el fragmento del rufián melancólico de Los siete locos). Justo ese es el peor, demasiado arty, no se entiende nada (aunque está muy lindo). Los mejores son de los Breccia. "La gallina degollada", por Alberto B., con guión de Trillo, es fabuloso. Acá una página.

Y el otro es el famosísimo y archi-editado "El matadero" de Echeverría por Enrique B. Acá una página.


3.
Acá lo tienen en línea. Parece que íntegro. Eres buenísima onda Internet. 

Un hombre que duerme, de Georges Perec

1.
Te despertás un día y en vez de ir a dar un examen, no vas. Empezás a evitar a todos tus conocidos, te quedás días encerrado en tu cuarto alquilado de París y no hacés nada. O hacés cosas que son iguales a nada. Te psicotizás. En un momento no aguantás más y te vas al campo, a la casa de tus padres, pero no hablás con ellos. Después volvés a la ciudad. Seguís igual.
Así, todo el libro.

2.
Un hombre que duerme es una novela sobre la depresión, en segunda persona. Está muy bien. La edición conseguible es la de No te tomes tan en serio, que en mi biblioteca está en la sección de los libros chiquitos que te podés llevar en el bolsillo. Yo creo que lo ideal es leerla toda de corrido, el efecto debe ser muy poderoso. Poéticamente, la novela está genial. Yo la leí toda cortada, durante demasiado tiempo, y se disiparon sus efectos. Así que diría que es ideal para un viaje largo en micro, por ejemplo. Igual, no la lean si ya vienen deprimidos. O sí, a lo mejor justamente sí. No sé, ustedes vean.

Guía del autoestopista galáctico, de Douglas Adams

1.
Hay algunos libros de ciencia ficción que son clásicos: Yo, robot, por ejemplo. Crónicas marcianas. Ya tu sabes. Y después hay una segunda categoría, algo así como sub-clásicos, o clásicos que sólo lo son si sos lo suficientemente ñoño como para considerarlos tales. Por ejemplo, Starship troopers. O Mundo Anillo. Esos dos son libros que no leí pero que siento que debería haberlos leído. Guía del autoestopista galáctico (The Hitchhiker's Guide to the Galaxy es el título original) formaba parte de mi lista de sub-clásicos por leer, y cuando ví que Dani lo tenía en su mesa de luz me lo llevé y esa es la historia.

2.
Guía del autoestopista galáctico es una novela de ciencia ficción y humor, muy conocida y hasta de culto en los países angloparlantes. No es muy conseguible, nunca lo vi usado (y seguro que hay ediciones de los '80), seguramente por ser "de culto". Pero ahora hay una edición de Anagrama que se consigue nueva. La edición de Anagrama tiene 289 páginas. La novela termina en la 190. Por alguna extrañísima razón, las siguientes 101 páginas son cosas (un epílogo, entrevistas, anexos) que hablan exclusivamente de la película que -después de muchas peripecias, sí- se hizo del libro en 2005. Lo leí todo, y mi opinión es:

3.
La novela es divertidísima. Tiene un notable humor inglés, a lo Monty Python, y también tiene resonancias vonnegutianas. De hecho, diría que el humor tiene hasta más peso que la ciencia ficción, en la mezcla. Si pueden leanla. Yo me maté -qué fuerte- de la risa.

4.
¿Qué onda Anagrama editando así, con una entrevista a cada actor de la película? Me parece rarísimo. Además, es una película de Touchstone y Disney, no es que la hizo Pedro Almodóvar. Debe estar buena igual, qué se yo. La voy a ver. Lo más interesante que tiene como propuesta es que en vez de hacerla toda de compu, contrataron al taller de Jim Henson e hicieron muñecos y marionetas para los monstruos y demaces. Creo que si no fuera por eso, ni la vería. Sin embargo, el lado positivo: el epílogo del amigo de Adams-productor de la película, en el que habla básicamente de lo que es el desarrollo de una superproducción (las idas y venidas de contratos, búsquedas, directores, guionistas, inversores) es muy interesante si, como es mi caso, sos estudiante de cine. No está mal, en ese caso. Lo mismo con la entrevista al guionista, que terminó siendo un tal Kirkpatrick, el guionista de Pollitos en fuga. Pero si no son aficionados a los problemas de la producción cinematográfica, manténganse alejados de las últimas 101 páginas, cierren el libro donde termina la novela y felicítense de hacerlo así.

martes, 9 de abril de 2013

El astillero, de Juan Carlos Onetti

1.
Hay una película, un documental, (¿vieron que hay gente que te pregunta: es una película o un documental?), que se llama Jamás leí a Onetti. Se puede ver entero acá. Obvio que vi el documental sin haber jamás leído a Onetti. El título funciona eh. Bueno, lo leí por eso. La película tiene un acierto, que es el de casi no poner archivo de Onetti hablando, excepto por uno: el del cassette de la entrevista que una periodista le había realizado una vez en un bar de Montevideo. Eso genera buena parte de la intriga. Además, lo ves a Onetti y es un embole bárbaro.

2.
Me está costando horrores escribir esta reseña. Creo que me siento intimidado. La verdad, tengo pocas cosas para decir sobre El astillero: Onetti es el padrino dark del boom latinoamericano (y se los digo con dos palabras en inglés). Onetti es el Borges uruguayo -o Borges es el Onetti argentino-. Hay una anécdota, creo que está en la película, de que Borges y Onetti se encuentran y comparten un taxi o algo así, y no hablan de nada (capaz estoy inventando). El astillero es un libro denso que se lee rápido, lo cual es raro. Pero es denso, eso seguro. Dicen que se parece a Faulkner (yo no lo leí). Larsen, el protagonista, en mi imaginación siempre fue igual a Torrente. La historia existe, aunque es muy rara y tiene muchos baches que hay que sortear para poder seguir el hilo: baches que son referencias a otras historias, anteriores, pero que no sé si están escritas en otros libros o son simplemente cabos sueltos. Voy a volver a leer a Onetti. Hay un libro que se llama Juntacadáveres. El título es espectacular: además, Juntacadáveres es Larsen, y en El astillero nunca te dicen por qué (y re quiero saber). Bueno, ahí está, lo escribí. Que me perdonen los onettistas.

lunes, 8 de abril de 2013

Cuentos orientales, de Marguerite Yourcenar

1.
¡A qué usted también se confunde las Marguerites, y no sabe cuál es cuál! ¡A que sí! No espere más, acá está la respuesta: Yourcenar es la de Memorias de Adriano y Duras la de Hiroshima mon amour. Además, Yorucernar nació diez años antes ue Duras, y empezó a intervenir en el campo cultural veinte años antes que su tocaya. Así que ya está, acuerdensé. Además Duras nació en Vietnam. Se pueden inventar una regla mnemotécnica entre Vietnam e Hiroshima.

2.
Uno que era hincha de Yourcenar es Julio Cortázar. Es el que tradujo Memorias de Adriano (1951), por ejemplo. Ese fue el primer hit de la Yourcenar. Cuentos orientales es anterior, de 1938. Se trata de una colección de cuentos tradicionales de muchos países al este de Francia -desde los Balcanes hasta Japón- versionados o adaptados por la Margarita. El primer cuento es impresionante, y seguramente el más conocido. Se llama "Cómo se salvó Wang-Fô": acá está completo. Es una adaptación libre de un cuento taoísta chino. Todos están buenos igual. Y todos están escritos de manera magistral, onda clase de redacción. La Marga sí que elegía las palabras. Mis otros favoritos fueron "La viuda Afrodisia" (sobre sucesos griegos) y sobre todo "Nuesta Señora de las Golondrinas", cuento basado en nada más que en el nombre de una capilla. Muy lindo libro. Regalable, además. Al que le interese la Marga Y., atención que salieron los Cuentos completos por Alfaguara y la edición es mucho más linda y no debe ser tanto más cara que comprarse sólo los Cuentos orientales.

http://www.letralia.com/204/yourcenar.jpg
La Margarita Y. con su perro lulu.

martes, 2 de abril de 2013

Estupor y temblores, de Amélie Nothomb

1.
Si se fijan, hace poco leí otra novela de Nothomb, Diario de Golondrina. No me voló la peluca, pero sí me dio ganas de seguirla leyendo, así que le pedí a Paco que eligiera de su completa colección de obras de Nothomb el que más le hubiera gustado. El puesto número uno era Antichrista, late (o repe, según la escuela a la que haya ido cada uno). Y el segundo que más le había gustado es éste, Estupor y temblores. Acuerdo con Paco, y Estupor y temblores pasa a estar segundo en el ranking de obras de Nothomb, una de las más capas contemporáneas. Aparentemente, el tercero está entre Metafísica de los tubos, Biografía del hambre y Ácido sulfúrico. Veremos.

2.
Estupor y temblores es la reacción que, según la tradición, se esperaba que tuvieran los súbditos al comparecer ante el emperador del Japón. De ahí el título de Estupor y temblores, la novela autobiográfica (no sabemos hasta qué punto) de Nothomb en la que la escritora belga nacida en Kobe narra su experiencia como empleada de una gran empresa japonesa. Por lo menos en la novela, Nothomb entra a trabajar en el escalafón más bajo del departamento de contabilidad, y desde ahí, desde el escalafón más bajo, comienza a descender, junto con su dignidad.

3.
Es una novela muuuy divertida, y un poquito desesperante, y también es droga y la leés en un rato. Y también sirve para recordar que los japoneses no son todos tan copados y que el racismo es una de sus características, como sociedad, destacadas. Es muy corta, como todas sus novelas. Si la van a leer, eviten la contratapa.