miércoles, 23 de junio de 2010

Yo era una niña de siete años, de César Aira

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Se me hace necesario dar lugar a la primera reseña construida sobre la marcha porque el principal sentimiento que despierta en mí este señor escritor, después de haber leído unos cinco cosos suyos, es ansiedad: la ansiedad de saber que con lo bien que viene, al final no va a pasar nada. Aira es el precursor de Lost, pero por lo menos sus cosas se terminan en menos de seis temporadas. Voy por la página 81 de 125. Por el capítulo XIV de XXI. Viene re bien, tiene algunas partes que son bárbaras. Por ejemplo esto que acabo de leer. Dice el rey, el papá de la niña de siete años:
(...) Siempre fue así, y eso les basta. Y sin embargo, si levantaran la vista de sus pequeños intereses personales, verían que nada impide que las lluvias o los sismos o los incendios sigan y sigan, hasta borrarlos del mapa definitivamente,a ellos y a sus hijos y a sus nietos. Creer que el clima se ajusta a la escala de nuestra vida es una interpolación injustificada, una de las tantas reducciones del pensamiento (...)

Bueno, cuando termino de leerlo escribo el punto 2.

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Bueno, lo terminé y resulta que el final no tuvo sentido, tal y como siempre supe que sucedería. No fue tan malo igual. Eso es todo lo que tengo para decir sobre eso.

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