jueves, 27 de mayo de 2010

El horror de Dunwich, de Howard Phillips Lovecraft

1.
H. P. Lovecraft es un escritor yanqui que nació en 1890 y se murió en 1937. En el medio de esos dos acontecimientos, Lovecraft escribió muchos libros y cuentos de terror y ciencia ficción que influyeron en muuuuchos personos. Yo leí varios libros cuando era chico. Hay uno que me gusta particularmente mucho, o me había gustado, que se llama Viajes al otro mundo: ciclo de aventuras oníricas de Randolph Carter, y que puse en lista para releerlo eventualmente. La verdad, la entrada en Wikipedia de Lovecraft está re bien y me da mucha paja ponerme a parafrasear al pedo así que mejor leanla y no me hinchen más las pelotas, filhos da puta.

2.
En la época en que primero leí a Lovecraft (la misma época que leí a Tolkien, por ejemplo), lo que me parecía fascinante (y que ahora leo bajo el nombre de "terror cósmico materialista") era la capacidad de Lovecraft de describir cosas literalmente inimaginables, inconcebibles: llevar a la imaginación a superar su capacidad. Como cuando uno trata de llevar los ojos para atrás, vieron que se puede, que es sólo la decisión de hacerlo, de superar la barrera que evita que metas los ojos adentro del cráneo. Yo no puedo. Bueno, Lovecraft te va describiendo algo, digamos un monstruo, un dios exterior, por ejemplo puede describirte sus dimensiones, el tamaño, y por la forma en que conduce la descripción (obviamente, los adjetivos tienen mucho que ver) en un momento el tamaño es impensable. Dios es grande, yo soy pequeña, ese tipo de cuestión. Horror cósmico.

3.
El horror de Dunwich forma parte de la Biblioteca Minovich. Lo leí en una edición de esas de Alianza tamaño "salí sin mochila pero con librito en el sobolyi", creo que siempre en trayectos hacia Real a ver bandas. El final lo leí antes de un recital de Mujercitas Terror, mirá qué apropiado. Se trata de un pueblo en las montañas, Dunwich, donde una familia de genes degenerados y fama de brujería tiene un hijo (¿incestuoso?) que a la edad de tres años parece de quince y que cría en un galpón ALGO ATÁVICO. buajajajaja! Esta familia, los Wheteley o algo así, está planeando devolver el planeta Tierra a sus DUEÑOS ORIGINALES. Sólo el viejo doctor Hermitage, de la Universidad de Miscatonick, versado en lenguas antiguas, podrá evitarlo! No se pierdan las increíbles aventuras del Mal contra la Ciencia!

4.
Hay una biografía de Lovecraft escrita por Houellebecq: un buen regalo de cumpleaños para mí.

lunes, 10 de mayo de 2010

El Superzorro, de Roald Dahl

1. Está por salir una nueva película de Wes Anderson (The Darjeeling Limited, The Royal Tenenbaums, The Life Aquatic with Steve Zissou, Rushmore) que se llama Fantastic Mr. Fox, no sé cómo le pondran en castellano. Está hecha con muñecos y seguro va a estar buenísima. Está basada en un cuento largo de Roald Dahl que lleva el mismo título en inglés, y como lo encontré acá en la biblioteca lo leí. Roald Dahl es el autor de novelas para chicos como Charlie y la fábrica de chocolates y Matilda, y Las brujas que también tiene una versión cinematográfica, una peli de Jim Henson que vi mil veces cuando era chico y que me daba miedo. Además escribió cosas para grandes, no leí nada pero tengo uno de cuentos que algún día leeré.


2. Anarquismo expropiador para niños



Mientras, seguían abriendo túnel, guiados por las zapas expertas de don Tejón. De repente, éste se detuvo y volviéndose hacia el zorro...
"Amigo zorro", le confesó, "estoy algo preocupado por lo que estamos haciendo".
"¿Y qué es lo que estamos haciendo, si puede saberse?", le preguntó don Zorro.
"Pues qué va a ser... ¡robar!", exclamó el tejón.
Don Zorro dejó de cavar y se volvió estupefacto hacia su amigo:
"Mi buen tejón...", comenzó el zorro. "¿Te das cuenta de lo que estás diciendo? Si tus hijos se están muriendo de hambre... ¿es que no piensas ayudarles?"
Don Tejón asintió cabizbajo. "A ti lo que te pasa", continuó el zorro, "es que eres demasiado bueno".
"¿Y qué hay de malo en eso?", le preguntó el tejón.
"¡Nada... sólo que nuestros enemigos son demasiado malos! ¿Te das cuenta de que Benito, Buñuelo y Bufón nos quieren matar?"
"Claro que me doy cuenta...", dijo el tejón con tristeza.
"Nosotros, en cambio, no queremos matarles a ellos..."
"¡Dios nos libre!", exclamó el buen tejón.
"Sólo pretendemos", continuó el zorro, "distraerles un poco de comida para alimentarnos nosotros y nuestras familias... ¿Qué hay de malo en ello?"
"Supongo que nada", murmuró el tejón.
"¡Son ellos los que nos hacen la guerra!", exclamó el zorro, "¡Nosotros somos animales pacíficos!"

sábado, 8 de mayo de 2010

Fotos rotas, de Alejandro Soifer

1. Alejandro Soifer es, primero, tocayo. Segundo, por lo menos hasta hace un tiempo, bibliotecario en una institución judía, igual que yo. Tercero, puanner, aunque él es de Letras y yo no. Encontré su blog una vez buscando si había clases en Puán o no (por un paro o algo así), googleando "Puán". Cuestión que me hice asiduo de su blog. Hace poco le hizo un cambio de look y eliminó la enorme mayoría de los posts así que ya no lo van a poder conocer como era (de hecho, un par de posts a los que yo dirigía desde resistirse ahora conducen al horror vacui), pero ahí está. No sé si sigue en Puán o se recibió o simplemente lo abandonó, no sé nada nás de su vida doméstica porque se pasó a tuiter y yo no estoy en la onda. Sé que escribe reseñas y notas en Radar, el suplemento cultural de Pág/12, y en la THC y en algún lado más. Y también sé que ahora sacó un librito con dos cuentos por Ed. Funesiana, una editorial chica que saca tiradas de muy pocos ejemplares numerados encuadernados artesanalmente (muy lindos), que se puede comprar por mail (te lo trae el editor a tu casa así directamente) y se llama Fotos rotas (casi cada vez me confundo y pienso Flores rotas). Yo tengo el ejemplar número 1, así que espero Soifer que te hagas muy famoso como Damien Hirst.

2. El primer cuento se llama Amigo Especial, y es una muy buena idea. Es un cuento hecho de mensajes de texto, escritos en la forma en la que la mayoría de la población escribe sus mensajes de texto. Por ejemplo: "Yo tampoco entiendo. PEro tngo q hacerlo". El segundo se llama Basura adolescente y me gustó más. Es una suerte de Mujeres pero de un Soifer adolescente. In fact, el epígrafe del libro es de Charles. In fact in fact, se lo menciona explicitamente en esta parte:
-Me calentás y después me tirás al río- le dije así, creyéndome un gran poeta y es que tenía mis poemas malos en la mochila, pensando que con esa especie de glosa de Bukowski (pedorra) que escribía iba a seducirla.
Además de la influencia Bukowski, que está muy bien siempre porque como sabemos Bukowski es uno de los cuatro más capos del mundo (véase las etiquetas, acá al costado), hay otra influencia de algo que por ahora no tiene un referente visible pero que encontré en varios escritores de los que están escribiendo ahora y tiene que ver con que las cosas también pasan en Internet (esto que quiero decir y no estoy diciendo lo había explicado mucho mejor antes pero se me borró el post y lo estoy reescribiendo, porque las cosas también pasan en Internet).

3. Hubo cosas que leí en el ahora extinto blog de Soifer que me gustaron más, pero es que a mí me gusta mucho como escribe Soifer. Más allá de eso, Fotos rotas está muy bueno, es un lindo libro, léanlo.

viernes, 7 de mayo de 2010

Al sur de la frontera, al oeste del Sol, de Haruki Murakami

1. Al sur de la frontera, al oeste del Sol me gustó mucho más que Tokio blues (a.k.a Norwegian Wood), el otro de él que leí, que es además la reseña inaugural de este borgspot. En el otro me habían molestado un par de cosas, en particular lo langa del protagonista, que estaba deprimido todo el tiempo y al mismo tiempo se cojía a todas las minas como quien no quiere la cosa, como Franny Glass. Ésta novela a ese respecto está mejor. El protagonista me pareció más creíble, más basado en el Murakami real que en uno imaginario (es claramente él el protagonista, tiene un bar donde pasan jazz y todo). Y no se coje a TODAS las minas de la novela. Por otro lado, las minas también son más humanas y más queribles que las robotas de Tokio blues.

2. Algo que no sé si no había notado en Tokio blues o qué, pero que me gusta mucho, es la traducción. Debe ser un quilombo traducir una novela del japonés: una película o un manga puede resultar más fácil porque la oralidad debe ser más traducible, pero en esta novela donde imperan las frases cortas y hay una voluntad poética bastante notoria, encontrar las palabras justas debe haber sido difícil. Hay un concepto que se repite un par de veces: cuando el protagonista/narrador habla de las chicas que conoce, dice que ellas no tienen "algo-especial-para-mí" (no me acuerdo si esa es la frase exacta pero ponele), y seguramente en japonés ese tipo de conceptos se debe escribir de una forma muy diferente a lo que se puede lograr en castellano con nuestro triste abecedario.

3. Está bueno, y es muy japonés, cómo el sexo muy explícito irrumpe en las escenas como cualquier otra cosa, y después se va. Puede durar un párrafo, en el que use una frase como "eyaculé violentamente en su boca", por ejemplo, y que después siga con la música o las casas del barrio o nadar en la pileta.

4. Me gusta mucho el final, y cómo decide resolver algunas cosas y dejarte la intriga en otras. También me gusta mucho el personaje del suegro, que es un empresario de la construcción (= corrupción para Haruki) que se pone en pedo a la hora del almuerzo. Otra cosa que está buena de Haruki es el tiempo largo, la historia empieza casi cuando el personaje nace, aunque está en primera persona, y termina cuando termina pero el personaje ya tiene cuarenta y no es que Haruki se saltee una etapa sino que usa la vida como hilo conductor.