martes, 30 de marzo de 2010

El último encuentro, de Sándor Márai

1. Libro para mamás (de otros).

2. Sándor Márai se creía mil. El libro tiene un narrador omnisciente que tira unas frases sentenciosas de vómito cósmico. No porque sean erróneas o cursis específicamente. Es la estructura, me hace pensar en libro de autoayuda. Ejemplos: "Y como todos los sentimientos grandiosos, también contenía elementos de pudor y de culpa. Uno no puede apropiarse de una persona y alejarla de todos los demás sin tener remordimientos" (está hablando de la amistad). "La gente no desea nada con más fervor que una amistad desinteresada". Un capítulo empieza diciendo "Uno siempre conoce la verdad, la otra verdad, la verdad oculta tras las apariencias (...)". Son estructuras de sermón. "El poder humano siempre conlleva un ligero desprecio, apenas perceptible, hacia aquellos a quienes dominamos. Solamente somos capaces de ejercer el poder soble las almas humanas si conocemos a quienes se ven obligados a someterse a nosotros, si los comprendemos y si los despreciamos con muchísimo tacto." El protagonista, el General (no es Perón) es un viejo de 80 y no sé cuántos años, y como es muy viejo sabe todo de la vida. Habla exactamente igual que el narrador, lleno de frases sentenciosas. Yo no pude dejar de acordarme que el autor escasamente tenía la mitad de los años de su personaje, y no podía saber todo de la vida (el libro es del '42, Márai nació en el 1900). Fea la actitud.

3. Había una vez un libro de entreguerras en el que se podía hablar de razas todo el tiempo como quien no quiere la cosa, la raza eslava por aquí, la raza eslava por allá. Donde el servicio doméstico era silencioso y eficiente, y se quedaba toda la noche parado teniendo una vela en la puerta de tu mansión. O te esperaba durmiendo sentado en una silla a que llegaras a la hora que fuera, borracho, para agarrar una bandeja y llevar en ella una botella del vino que tomabas antes de acostarte. En ese mundo tan agradable, hay un rico que está triste. :(

4. Hasta la página 68, no está tan mal. A pesar de todo lo que ya dije, está interesante: es un libro de un húngaro que transcurre en Viena cuando el Reino de Hungría existía y había un rey y unos valores raros, y por lo exótico (como la peruana de SuperM2002), garpa. Pero todo eso es la introducción, los recuerdos del protagonista de su infancia y de cómo conoció al otro personaje, con el que tiene el "último encuentro", Kónrad. En el capítulo 10, Kónrad y el General se reencuentran después de 41 años. Y entonces, el General empieza a hablar. Y no se calla hasta la 185. Que es cuando termina el libro. Hay tres mujeres importantes en la novela: la madre del General (Márai y su Edipo no resuelto), Krisztina (no es Kirchner) y Niní (no es Floricienta). La novela empieza hablándote de Niní: que tienen poca diferencia de edad con el general, que le dio la teta y lo crió a la par que la madre y que todos los esclavos del castillo sonríen en su presencia. Y que patatín y papatán y a sus 91 años está ahí, tan vital como siempre para seguir sirviéndolo, a él que una vez lo vió al rey comerse un moco. Es re importante re importante y de pronto nos olvidamos de ella, sólo es mencionada en un momento al final (el General le pregunta a Kónrad si la quiere saludar, aunque nunca establecimos un vínculo entre esos dos) y al final final, en el último breve capítulo, reaparece y le dice al General "-¿Estás ya más tranquilo?-". A esto hay que contraponerle el otro personaje femenino, Krisztina (me encanta escribirlo). No existe, y de pronto aparece de la nada entre Kónrad y el General, y es el centro de todo el cuentito, y es gravísimo y todos la aman y sufren. Pero no sabemos nada de ella. Y después de que Márai la usó (es claramente un instrumento narrativo), decide contarnos los detalles que la hacen personaje; como que se le ocurrieron después. No sé, no me parece. Ni Niní ni Krisztina. Ni que le guste cazar animales ni que le guste la monarquía ni que le gusten los viejos valores decimonónicos en 1942 ni que le guste la división marcada de clases sociales ni que las clases subalternas no tengan cara ni nombre salvo que se mezclen con la clase alta dándole la teta. La historia publicitaria de Márai es que fue ignorado por los lectores por décadas a partir de que los bolches lo prohibieron por burgués: no está bien prohibir ¿no?, estamos de acuerdo; pero puestos a prohibir, si el criterio es prohibir a los burgueses, Márai entra de cajón.

5. Luego de los palos, al partir, un beso y una flor: La verdad es que escribe lindo. No es imposible que lea otro libro de Márai. Además me encanta pegarle, y no tengo que estar de acuerdo con un escritor para disfrutar leerlo. Y acá en la biblio hay otro del muchacho, ¡Tierra, tierra!, autobiográfico sobre la URSS en Hungría, escrito desde el resentimiento del exilio y la prohibición. Parece divertido. Ahora voy a escribir otra reseña, opuesta a esta, para la página de la biblioteca. Voy a aprovechar que la única entrada que tiene el libro en Wikipedia está en francés y me voy a copiar así no pienso, que me hace mal. (Reseña en mi página de la biblioteca: http://campus.almagro.ort.edu.ar/biblioteca ; traducido literalmente e inventando las palabras que no sabía, de acá: http://fr.wikipedia.org/wiki/Les_Braises)

Estrella distante, de Roberto Bolaño

1. Todos ya saben que Bolaño es un capo, como especifiqué en este post, es uno de los Cuatro Jinetes de la literatura, los Cuatro Fantásticos de la literatura, los Beatles de la literatura, las Tortugas Ninjas de la literatura, los Tiburones del Asfalto de la literatura, los Motorratones de Marte no porque eran tres. Como Bolaño es uno de esos, no creo que me vaya a encontrar con un libro de él que me parezca malo o que no me guste. Este en particular me gustó, aunque menos que Los detectives salvajes o que Una novelita lumpen. Es como un grado evolutivo anterior a Los detectives..., ¿se entiende? como que Estrella distante es Píkachu y Los detectives salvajes es Raichu.

2. Es uno de los recomendados de Casas en Ensayos bonsai.

3. Empieza con un taller de poesía (as in The wild detectives) en la Chile de Allende. Hay un narrador protagonista que narra la historia de un poeta al que conoció, que se llama Alberto Ruiz-Tagle. Cuando la Chile de Allende se convierte en la de Pinochet, Ruiz-Tagle se convierte en Carlos Wieder, también poeta, pero turbio, muy turbio. Y después todo se mantiene turbio, y después sigue siendo turbio, y termina. Una diferencia entre Los detectives y esta novela es que no hay ningún personaje en esa que sea tan malo hijo de puta sorete mal formado como los que hay acá. Ahí hasta lo querés a Helmut el neonazi, pero acá no daría quererlo, al hijo de puta correspondiente. Es muy hijo de puta. Capaz me parece tan malo conchudo caca mierda porque es un chileno pinochetista el malo, y me resulta más cercano y más real. En una reseña que encontré dice algo sobre que el tema de la novela es el Mal absoluto; a mí no me pareció, más bien me pareció que pasa por los límites del arte en relación con la moral, qué vale hacer en nombre del arte. Ahora quiero leer La literatura nazi en América, pero no sé si es un libro de Bolaño que existe o es un título y nada más.

4. No es muy largo. Lo leí en un fin de semana con gripe y estuvo muy bien, mucho mejor que seguir mirando Lost y Weeds. (No tanto mejor que Weeds).

jueves, 25 de marzo de 2010

El sótano, de Mario Levrero y La gorda de porcelana, de Isabel Allende

1. Como ya se ha podido apreciar en este borgspot, me gustan los libros para chicos también. En este caso encontré en la biblioteca estos dos cuentos que están escritos por autores para grandes (ba, Levrero).

2. El sótano es un poco largo (56 páginas) y está bueno para que un chico lo lea por su cuenta. Se trata de un nene que vive con sus padres en una casa surrealista donde siempre hay cuartos nuevos y donde las cosas se encuentran por azar. El chico quiere saber qué hay en el sótano. Para eso tiene que encontrar a su abuela, que está dentro de una nube de tierra, y a su abuelo, que está en una incubadora y sólo puede responder una pregunta por día, al jefe de los jardineros, al Tragafierros, y a otros cosos. Está muy bueno. Las ilustraciones son de Sergio Kern.

3. La gorda de porcelana es un cuento básico medio pavo sobre un viejo que tiene una vida gris y al final vende helados. Isabel Allende no para de sorprender con su lack of creatividad.

miércoles, 10 de marzo de 2010

Las teorías salvajes, de Pola Oloixarac

1. Soy muy inteligente, y tengo algo para revelarles: Oloixarac es Caraxiolo al revés, wikipedia me lo acaba de confirmar.

2. From "El País":


Las teorías salvajes, de Pola Oloixarac (Buenos Aires, 1977), que acaba de aterrizar en España gracias a la editorial Alpha Decay, no sólo es un desternillante catálogo contemporáneo de doctrinas sobre la guerra en tiempos de Google Earth, tan impracticables como indestructibles, sino también una sátira de la oficialidad académica, política, cultural y progre de los setenta, bombardeada con los argumentos/armamentos de una mujer fatal. Aunque cuando su autora escucha decir que parece un Houellebecq con falda y tacones, afirma llevar "la mano a mi revólver".

Dale Pola, no te hagás la canchera, sabés que Houellebecq te encanta. Te querés casar y tener 10.000 hijos con él.
La entrevista está buena, acátá.

3. La progresión es así: Primero, muchos intelectuales mainstream eran fans de Pola y la Ñ y la ADN lo decían TODO el tiempo. Reseña de Sarlo por aquí, presentación de Horacio González por allá (por la Biblioteca Nacional). Y el hecho de que buena parte de la acción se situara en Puán me daba ganas de leerla, qué va tío, hostia. Pero por el otro lado estaban las personas de carne que me decían que no había que leerla porque era insoportable, facha, aburrida, y etcétera (voy a mantener sus identidades a resguardo porque estoy seguro de que Pola debe googlear el título de su libro en sus ratos de ocio y eventualmente va a leer esto, hola Pola, te banco). Todo se resolvió gracias a que mi amigo... eh... Paco, mi amigo Paco trabaja en una libreria que se llama... mmh... Libros y Libritos, eso, entonces de vez en cuando sacamos libros sin pagarlos para luego devolverlos así todos usados y cogidos, y como no quería pagar por leerlo con lo mal reputado que estaba, eso hice. Pero al final me gustó tanto que lo quize prestar así que lo compré. La primera persona a la que se lo presté se aburrió después de 40 páginas, pero ta, that's not the point. The point is que a mí me gustó mucho. Te banco Pola.

4. Las teorías salvajes se trata de muchas cosas, es medio un quilombo. Hay dos tramas principales, la una protagonizada por el alterego de Pola, la otra protagonizada por una gordita videoartista y su horrible amigo blogger. Pero de todos modos lo importante no es eso, me parece a mí. Porque las tramas, que parecían ir hacia cierto lugar, de repente y hacia el final se van para cualquier lado. Son como globos que los inflás, los inflás, y después soltás el cabito y vuelan en todas direcciones, desinflándose. Por lo menos en uno de los dos casos yo no entendí qué pasó (¿qué pasó en el Tigre, me explicás? Tengo una idea pero creo que flashié cualquiera) y no sé si es que soy tonto o Beatriz Sarlo y Horacio González tampoco habrán entendido o a lo mejor es que soy tonto porque no importa y me preocupo por eso. De cualquier forma, el libro me gustó mucho por otros motivos, a saber:

  1. Los (muchos) momentos enciclopédicos que se mechan en la novela como largas metáforas o reflexiones, que van de los ritos de pasaje de las tribus africanas a una lista de slogans setentistas (esto como parte de un diálogo, pero es también un momento enciclopédico) o anécdotas de la vida de los filósofos o citas de Clausewitz, und so weiter.
  2. La muy acertada descripción de ciertos arquetipos de mi generación, como el personaje de Pabst, que está tan bien que da envidia. Y de ciertos comportamientos de mi generación (y clase social y grupos de pertenencia) como los de Pabst y la gordis, sobre todo antes de que conozcan a Mara y Andy.
  3. Cómo están escritas algunas cosas. Por ejemplo:
    (...) debo hablar ahora -por razones de fuerza- de mi hermosura.
    Tengo un esqueleto intachable y persuasivo -a menudo insoslayable según cierto monstruo estadístico acercado por los olfatos sedientos de muchachotes, viejos y sáficas. Me reparto con elegancia a través de carne suave, rósea, de tono impreciso entre las aceitunas doradas y el marfil lírico de Bizancio. El resto de mis partes son comentarios de vario tenor y cantidad de saliva sobre cuestiones de distinción innata y belleza rioplatense; mi pelo negro emprende un salto al vacío y se detiene, con unción, segundos antes de rozar mi cadera; mis ojos son negros y profundos, un poco bizcos; mi boca es ortodoxa, es roja. De frente, las torres gemelas saludan egregias, elevadas con ímpetu hasta un fino cuello dórico, y la quijada de una dama carnívora. Detrás, pues par y anatómica gloria. (...)
  4. La parte del mogólico.
  5. Las partes del antropólogo holandés.
  6. La parte del google earth.
  7. Las partes de Puán. Aunque yo hubiera retratado de otra forma la facultad, capaz porque ella escribe sobre otro momento o porque es de otra carrera (filosofía). ¡Ah, hay una parte increíble para puaners!
    Esperé, esperé y esperé, y no llegabas. ¿Sería posible que vistieras una capa
    invisible? ¿Habías entrado ya? Ningún ente merodeador de Filosofía y Letras existe antes de las nueve de la mañana. Yo misma intenté contravenir esta ley de la naturaleza durante unas horas hasta que fui abducida por Berni Bleizik, del priorato de Metafísica, famoso por sus habilidades somníferas. Al despertar de su influjo, noté que mi puño se había cerrado sobre una crujiente medialuna de grasa, despedazándola.
    Recogí mis papeles, mis libros en preparación, y crucé la calle muy decidida: decidida a interceptarte en el interior de la facultad. Casi resbalo al penetrar el edificio, por suerte llevaba este calzado de rezagos militares que es ideal para el mal tiempo.
    Me lancé escaleras arriba. Husmeé las oficinas, los institutos, las bibliotecas del 4to piso. Circunvalé el sector de Referencia, la biblioteca principal y la Hemeroteca. También te busqué en el 5to, el piso en construcción, imaginando que quizás te hubieras hartado de esas pálidas imitaciones de Duchamp que pueblan los baños profesorales. No podía descartar ninguna posibilidad. Te busqué te busqué te busqué, y nada. Entonces decidí cambiar de estrategia. Iría hasta la esquina y llamaría por teléfono a la Sala de Profesores, explicando que en breve explotaría una bomba en la facultad.
    (...)

Y no me acuerdo ahora otras partes pero deben haber.


5. Un amigo cuya identidad será reservada me contó que el teléfono de Pola es NNNN-POLA, y si le preguntan "¿¡cómo?!" ella contesta "Claro, como si fuera 0800-FREDDO pero con POLA".