miércoles, 4 de marzo de 2009

El baile de Irène Némirovsky

1. Ayer a la mañana me acordé que por la tarde me quedaba en el trabajo, es decir que hacía doble turno, es decir que trabajaba diez horas. Un montón pasar de cinco a diez. Cinco no es nada. Diez es una barbaridad. La cuestión es que mientras colocaba en su lugar algún libro onda Gioconda Belli en la edición horrible de La Nación o algo similar me encontré con este otro, El baile de Irène Némirovsky, mal ubicado y me llamó mucho la atención. La tapa es muy linda, el tamaño es muy copado, nunca antes lo había visto ni había sentido nombrar a la autora. Seguramente alguien lo devolvió recientemente después de un largo encanute.

2. Irène Némirovsky nació en Rusia en 1903 y era lo suficientemente grande como para entender todo lo que pasaba cuando con su familia tuvieron que rajar por la revolución bolchevique. Rajaron a Finlandia primero, y luego se instalaron en París. La vida de Némirovsky en Francia fue la de una self-hating jew que no se entiende o no se sabe si sólo estaba tratando de zafarla o simplemente era antisemita. Finalmente tuvo que tratar de zafarla, cuando se vinieron los nazis, mandándole cartas a los editores de las revistas antisemitas en las que había publicado cuentos para que la ayuden a ser aceptada como francesa antes que como judía (nunca le dieron la ciudadanía a su familia), pero todos sus denodados esfuerzos terminaron en la cámara de gas en Auschwitz, Polonia, en 1942. Así que se murió (fue asesinada) a los 39. Y era re linda (en realidad re fea pero cool):








Némirovsky tratando de imitar Jùlio Córtazar




Némirovsky tratando de imitar a Darío en su foto del pasaporte polaco




Sí, sí, mirá que no me canso




¡Ca-pa!



Némirovsky tratando de ser un poco Fabiola



3. Miren que espantoso. Me apareció gugleando "nemirovsky"
--> http://palermovalley.com/blog/about/

4. En fin. El baile es una nouvelle según la definición del secundario. Lo más remarcable es su composición: no hay nada sobrante, ningún dato de más: todo está puesto en pos de contar una historia en particular, que además, es una historia del carajo. Buenísima la historia, de esas que se superan a sí mismas en cuanto a significados en varios planos al mismo tiempo, de esas cuyos personajes y situaciones son representativos de una época (los '20), una clase social (los nuevos ricos), una ciudad (París), un pueblo (el judío), una edad (la hija, Antoinette, tiene 14 y la autora, de 27 en ese momento, la construye de una manera soberbia, realmente sorprende su aptitud para la construcción de un personaje con una personalidad muy bien definida también a nivel general, es decir en sus rasgos psicológico-evolutivos de nena de 14 años) (y la madre, de unos cuarenta y pico, tmabién). Etc. Y además de todo eso, a nivel histórico también es relevante, como documento digamos, escrito por una judía convertida al catolicismo y luego antisemita, de una familia guituda, justo antes de la caída de Wall Street (la de 1929, no la de ahora) y en el período de entreguerras y de gestación del nazismo en Europa. Es un libro sólido.

5. Yo sé que casi todos los libros que reseño acá se llevan un buenísimo como calificación y parece que me gusta todo, pero es porque suelo agarrar libros que ya sé que me van a gustar, como me pasó con Matadero Cinco o con Franny y Zooey. Por eso mismo, este que lo agarré por la tapa sin saber nada sobre él me merece mayores elogios, por haberme sorprendido. Un besito.

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